martes, 1 de marzo de 2016

DESPEGA ETIQUETAS





La mayoría de las veces no nos relacionamos con aquello que tenemos delante, sino con la etiqueta mental que le hemos adjudicado anteriormente.

Nuestra mente detecta la etiqueta, como si fuera un lector de código de barras, y reacciona en consecuencia. Activamos de forma inconsciente un piloto automático que determina qué opinamos y sentimos al respecto. Esto se aplica tanto a personas y objetos como a situaciones, lugares, circunstancias y todo tipo de estímulos externos. 

Imagina tu visión subjetiva del mundo, llena de pegatinas sobre cada elemento que perciben tus sentidos. Vivimos siguiendo un programa previo que hemos creado nosotros mismos, de acuerdo a la persona que éramos la primera vez que nos enfrentamos a dicho estímulo.

Hoy no eres la misma persona que ayer. Física, mental y espiritualmente estás en constante crecimiento, en constante evolución. Tus experiencias hacen que redefinas tus objetivos. Tus emociones te guían, generando nuevos deseos, nuevas expectativas, nuevas ilusiones y esperanzas.


Entonces, ¿por qué relacionarte con el mundo siguiendo patrones predefinidos que, en un presente que fluye constantemente, ya son obsoletos?

Algunas etiquetas son necesarias, ya que contienen información útil para saber cómo relacionarte con tu entorno. Pero otras son prescindibles: aquellas que encierran un juicio, una reacción improductiva... pequeñas trampas de temor, odio, rechazo, pereza, bloqueo.

Despega todas esas etiquetas innecesarias. Contempla todo como si fuera la primera vez. No des nada por supuesto, y abre tu mente a las increíbles posibilidades que el mundo te ofrece. 
Ve más allá de la apariencia. Escucha el mensaje único que cada evento, circunstancia y persona tiene para ti. Exprime al máximo cada instante y diviértete con el proceso. 

Cuando tengas algo entre manos (literal o metafóricamente), detente a observar qué etiqueta tiene pegada. Imagina que despegas esa etiqueta, dejando a ese algo (o alguien) en su forma más pura, esencial y natural. Solo entonces podrás relacionarte desde la libertad, la igualdad, el respeto. Y el fruto de dicha relación será más productivo y enriquecedor para los dos.


[Imagen: Gratisography]

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